El capital en circulación es la parte del capital de una empresa que se utiliza en la producción y la venta de bienes y servicios. Se denomina capital circulante o capital de rotación, y se diferencia del capital fijo, que es la parte del capital que se utiliza para adquirir bienes de equipo y otros activos duraderos.
El capital en circulación se divide en dos categorías:
- Capital circulante activo: Este capital se utiliza para adquirir materias primas, componentes, mano de obra y otros recursos necesarios para la producción.
- Capital circulante pasivo: Este capital se utiliza para financiar las cuentas por pagar, los préstamos a corto plazo y otros pasivos corrientes.
El capital en circulación es esencial para el funcionamiento de cualquier empresa. Sin capital en circulación, las empresas no podrían comprar los recursos necesarios para producir bienes y servicios, ni tampoco podrían pagar sus deudas a corto plazo.
Una empresa puede gestionar su capital en circulación de varias maneras, incluyendo:
- Optimizar el nivel de inventario: Las empresas deben mantener un nivel de inventario suficiente para satisfacer la demanda de sus clientes, pero no deben mantener demasiado inventario, ya que esto puede generar costes innecesarios.
- Acelerar el cobro de las cuentas por cobrar: Las empresas deben intentar cobrar sus facturas lo antes posible para evitar tener que financiarlas con capital en circulación.
- Retrasar los pagos a los proveedores: Las empresas pueden negociar plazos de pago más largos con sus proveedores para reducir la necesidad de capital en circulación.