El costo de una inversión en acciones, bonos u obligaciones comprende el precio de compra, el corretaje, los impuestos y otros desembolsos incidentales a la adquisición.
Si los valores se compran a través de un corredor, en cuenta de especulación de bolsa, los libros y el balance general deben reflejar como activo el costo total de los valores, y no simplemente el importe del depósito, debiéndose presentar como pasivo el saldo pendiente de pago. Supongamos que una compañía decretó un dividendo el 24 de junio, pagadero el 10 de julio a los accionistas registrados en 30 de junio. Si se comprasen acciones de esta compañía después de la declaración del dividendo, pero a tiempo para ser registradas a nombre del comprador (antes del cierre de operaciones, el 30 de junio), este último tendría derecho a recibir el dividendo.
Por lo tanto, al contabilizar la compra en sus libros, debe cargar a Dividendos por Cobrar el importe del dividendo a que tiene derecho, y cargar a Inversión en Acciones el resto del costo. Si se adquieren obligaciones entre fechas de interés, el comprador paga el interés acumulado, y, en su asiento, debe cargar a Intereses sobre Obligaciones Acumulados por Cobrar el importe del interés acumulado, y el resto del costo, a Inversión en Obligaciones.
Clasificación en el balance y valuación. La clasificación de una inversión en el balance, y su valuación en fechas subsecuentes a la de adquisición, dependen generalmente de si, dentro de los límites de una buena administración financiera, es de presumir que la inversión será, o podrá ser, convertida en efectivo para cubrir necesidades corrientes. Inversiones clasificables como activo circulante. Durante mucho
tiempo se ha aceptado como correcta la práctica de clasificar las inversiones como activo circulante si la administración tiene la intención de convertirlas en efectivo en un período, durante el ciclo de operación, en el que las necesidades de fondos sean altas y siempre que exista un mercado inmediato para las inversiones, ya sea en una bolsa de valores o en algún otro lado.
Los contadores están inclinándose ahora hacia el criterio de que, aunque la administración no haya mostrado su intención de disponer de las inversiones en un futuro cercano, éstas pueden clasificarse como circulantes si son de fácil realización y si no se conservan con propósitos de control, o como un apoyo en el establecimiento o mantenimiento de las buenas relaciones con clientes o proveedores, o por cualquiera otra razón que hiciera inconveniente su realización.