De hecho, el ingreso se mide en el propio lugar del mercado. Los actos de los compradores y de los vendedores establecen los importes en dinero de las transacciones generadoras de ingresos. En situaciones típicas, ello significa que las sumas se determinan objetivamente y son un producto de las transacciones comerciales concertadas. Es importante recordar que el proceso de medición de los ingresos también implica medir, inicialmente, ciertos activos, como los que se originan en las transacciones productoras de ingresos. En otros términos: la cifra del ingreso se emplea no sólo para hacer el crédito al ingreso, sino también para el cargo al activo.
Los valores de activo que más frecuentemente se adquieren en virtud de las operaciones de ingreso son el efectivo y las cuentas y documentos por cobrar. Ocasionalmente, llegan a adquirirse valores, e incluso activos fijos, como resultado de las operaciones de ingreso, en cuyo caso se registran en libros, inicialmente, al precio en dinero fijado en la operación a los artículos o servicios dados a cambio por la negociación. Así, pues, la medición del ingreso y la valuación del activo no constituyen actividades separadas por completo. Sin embargo, debe reconocerse que no todos los saldos de las cuentas de activo provienen de transacciones de ingreso, pues muchos de ellos son el resultado de compras hechas por un negocio. Por ejemplo: el caso típico lo encontramos en la maquinaria y el equipo.