El Activo Circulante es el efectivo disponible sin ninguna restricción, o cualquiera otra partida de activo que se tenga para convertirse en efectivo o en otra partida similar, mercancías o servicios, dentro de un período relativamente corto. Por lo general, para estos efectos, se considera un período de un año o menos; pero en el caso de algunas partidas, como, por ejemplo, los valores por cobrar derivados de ventas a plazos, el período puede ser más largo. En algunas empresas, dicho período puede ampliarse hasta la duración del ciclo de operación, el cual puede ser mayor de un año. Las cinco subdivisiones acostumbradas del activo corriente, o más comúnmente «circulante», son: efectivo, inversiones temporales, valores a cobrar, inventarios y gastos pagados por adelantado.
Los activos circulantes incluyen efectivo y equivalentes de efectivo, cuentas por cobrar, inventario y otros activos a corto plazo, los activos circulantes son importantes para las empresas porque brindan liquidez, que es la capacidad de acceder a efectivo rápidamente. La liquidez es esencial para las empresas para poder pagar sus deudas, hacer inversiones y cubrir gastos imprevistos.
Los activos circulantes también se utilizan para medir la salud financiera de una empresa. Una empresa con un activo circulante fuerte tiene una mayor capacidad de pagar sus deudas y cubrir sus gastos.